Cuando escuchamos sobre “energía”, ¿Qué es lo primero que pensamos?
Usualmente, relacionamos este término con la sensación de vitalidad y rendimiento físico, que si bien hacen parte de su entendimiento, la energía abarca mucho más. Por ello, en esta oportunidad queremos contarte datos interesantes sobre la energía, el balance energético y nuestro cuerpo.
La energía que necesitamos:
La energía es el combustible que necesitamos para vivir. Las funciones que realizan nuestras células y tejidos requieren energía para poder ejecutarse, la cual obtenemos de los alimentos cuando nuestro cuerpo transforma y utiliza los macronutrientes (carbohidratos, grasas y proteínas) disponibles en ellos.
En nutrición, la energía se mide en calorías y la cantidad de estas varía según la composición de cada alimento, por ejemplo:
- Una porción de pasta de 64 g, que es una excelente opción para ser parte de un almuerzo, tiene aprox. 222 kilocalorías (kca).
- Una tajada de pan de 21 g que puede ser parte de un desayuno balanceado tiene aprox. 61 kcal.
Para definir la cantidad de energía (calorías) que requiere cada persona se deben considerar diferentes factores como: sexo, edad, peso, estatura, cuánta actividad física realiza habitualmente la persona y su estado de salud. Por ejemplo, la energía que requiere un deportista de alto rendimiento es mayor a la que puede necesitar una persona que trabaja desde una oficina.
La energía que gastamos:
La energía que adquirimos a través de los alimentos la usamos principalmente para:
- El gasto energético basal: que es la energía que usamos para mantener funciones vitales como respirar, regular la temperatura corporal, entre otras.
- El gasto energético por efecto de los alimentos: es la energía que usamos para hacer el proceso de digestión de los alimentos.
- El gasto energético relacionado con el ejercicio: es la energía que usamos cuando hacemos actividad física y deporte. Generalmente este es el factor que varía más de una persona a otra.
Balance energético:
El balance energético es el estado de equilibrio que existe entre la energía que consumimos y la energía que gastamos para mantener un nivel normal y constante de energía almacenada. Este balance influye sobre el peso corporal.
De manera general podemos decir que pueden presentarse estas 3 situaciones cuando:
- Consumimos más energía de la que gastamos: se presenta un aumento del peso corporal.
- Consumimos menos energía de la que necesitamos: se presenta una disminución del peso corporal.
- Consumimos la misma cantidad de energía que gastamos: el peso corporal se mantiene.
Nota: Mantener un estado de salud óptimo no solo depende de la cantidad de calorías que consumimos o gastamos. Es necesario tener una alimentación completa y balanceada que incluya vitaminas y minerales, evitar el sedentarismo, practicar actividades que nos ayuden a reducir el estrés y consultar al nutricionista y médico de cabecera para llevar un estilo de vida saludable que se adapte a nuestras necesidades.
